Folklore Wanka de Emeterio Cisneros Córdova

Por: Gonzalo Espino Relucé

Emeterio Cisneros Córdova (1899-1965) es uno de los pioneros de la literatura oral. Maestro, pintor y devoto folclorista comenzó a publicar materiales de la cultura andina bajo el epígrafe de "Folklore Wanka" en las páginas de la revista Verdad y Esfuerzo, en las palabras Fernando Contreras Luna, que luego lo reunió y publicó como libro. Para comprender la importancia del libro de 1934 es necesario recordar que la primera mitad del siglo XX tiene la singularidad de entregarnos el trazo más cercano de lo que se narraba entre los runas. Aunque las versiones que aparecen en este Folklore Wanka[1] en su mayoría están trasladadas al castellano, se sabe que estas producciones -sobre todo los de tradición oral- provenían de una versión quechua del valle del Mantaro. Esta primera mitad del siglo se inicia con el primer libro que testimonia las representaciones conflictivas que se han instalado en las culturas del área andina. Se trata de Tarmap pacha huaray (1905) que fue la recopilación y estudio de Adolfo Vienrich, que para entonces firmaba como Unos Parias, y cuya recopilación corresponde a una década anterior a su publicación. Ese mismo año Max Uhle realiza su compilación en el sur del Perú (Cuzco, Puno y Arequipa) que será publicada en 1968 y que en el Perú se publicó como El zorro y el cóndor. Para 1925 los esposos D'Hancurt ya habían editado en París, La música de los incas y su sobrevinientes. Es en ese contexto en que aparece Folklore Wanka (1934), libro escurridizo, de difícil acceso para la consulta en los repositorios y que en estos días circula como segunda edición.
El trabajo de Cisneros asume la propuesta de Abelardo Gamarra que invitaba a inicio del siglo XX hacer un exposición de las diversas costumbres del Perú y cuyo primer referente lo tenemos en AdolfoVienrich y que nuestro autor continua sabiamente. Leopoldo Astete describe de este modo al libro: "Urge movilizar nuestros copiosos propios recursos educativos, compendiados en el folklore nacional, especialmente en el music i speak. A esto va Folklore Wanka. En sus páginas aprisiona leyendas, mitos, cuentos, etc. captado de las cataratas costumbristas de los usos i modalidades peculiares de los grupos sociales de los antis peruanos.".

En este libro encontramos la traza de las tradiciones andinas en pleno proceso de modernización. Así entonces, tendremos un retrato que fija cómo se narraba y que características tenían los rituales y fiestas, pero al mismo tiempo, Emeterio Cisneros no descuida la critica social. Su marco de referencia no deja de revelarnos la situación del indígena andino de la sierra Central del Perú, por eso, no se trata solo de la recopilación, sino de la cuestión indígena. Esto último, junto con su vocación de maestro, lo lleva a estructurar tres tipos de textos: los propiamente de la tradición oral, los más bien ancla en el cuadro de costumbres y un tercer tipo que muy bien podríamos caracterizar como cuentos.
En relación al primero, los relatos y canciones de tradición oral recogen uno de los ejes de la fabulación popular andina. Este tipo de trabajo habla de la apertura con que trabaja nuestro autor, así lo hace respecto al origen huanca, pone la versión indígena y la mestiza. Al revisar el trabajo de recopilación que realiza Emeterio Cisneros podemos postular un elemento que los caracteriza: el carácter fragmentario de las representaciones orales. Es decir, no se trata de relatos completos sino fragmentos de una relato, que acaso organizaba un ciclo. Desde esta orientación, encontramos, v.g., "El cuy y el muñeco" que parece hablarnos de otro ciclo, seguramente del cuy y no de la presencia del zorro como se observa en las versiones modernas. Lo propio ocurre con el relato “El cóndor y el zorro” donde el zorro es retratado todavía en esa instancia en la que aún no se ha convertido en el torpe, aunque si tiene de flojo y aprovechador. Si se lee en relación a lo que recopila Vienrich y que hizo conocer entre 1904-1905, se puede percibir dos maneras de narrar.Los cuadros de costumbre se organizan como relatos etnográficos, ingresan con sus detalles y momentos que acompaña a la fiesta o el ritual. Los vestidos, sombreros, galas, son descritos con primor. Corresponde destacar "El poncho". Las fotografías las xilografía tienen valor testimonial.

Los cuentos evidencian los problemas sociales, en especial, lo que ocurre con los indios ganaderos o los enganchados, por eso, al hacer sus cuentos, Cisneros, no olvida las desigualdades y la explotación que encierran las prácticas violentas. En la fiesta se ha producido un desbande: ha caído un indígena: "Para el administrador más vale un caballo que un indio". El tono de una denuncia se respira en "Los enganchados", pues nos refiere a trágica situación del indio que baja a las haciendas costeras, allí va a morir, dirá finalizando “El indio nace, vive y muere adeudado".
En fin, ¿De donde vienen las canciones, relatos que se recogen en Folklore Wanka? Sin duda de la tradición oral quechua del valle del Mantaro. Esto nos lleva a discutir la legitimidad la memoria que se fija en el texto. Emeterio Cisneros resulta investigador e informante a la vez; el recopilador se convierte en narrador hablante y al mismo tiempo narrador escritural, se trata de relatos que él escuchó: "Eran cuentos de un sabor arcaico, tan antiguos como la humanidad misma, cuentos que resumían la sabiduría popular y que tenían, por esto el carácter de hermosas enseñanzas.". Lo segundo es que se trata de textos recopilados de hablantes quechua, aunque sólo las canciones vayan en la lengua quechua, pero como conjunto representa el espíritu huanca. Y en tercer lugar, del trabajo de recopilación y valoración de la cultura indígena, se desprende el compromiso del intelectual. Esto se puede leer en "Guapeando…, ¡chájay!", un verdadero testimonio de la redes solidarias entre maestro e indígenas: "¡Escúchame"... Yo haré el nudo del hilo de tus tradiciones que ya se rompe" (:34), aunque reclama la rebelión a los indígenas. Este libro es un archivo de la memoria, del Folklore Wanka del valle del Mantaro y, por cierto, han quedado fijados elementos de la tradición oral quechua y nos hablan de la devoción y esfuerzo pionero, en Huancayo, de este destacado maestro don Emeterio Cisneros.

[1] Emeterio Cisneros Córdova. Folklore Wanka. Huancayo, Ed. Wariwillka, 2009.

3 comentarios:

Martha Sotelo Cisneros dijo...

Muy orgullosa de compartir las enseñanzas de mi abuelo!!!!!!!!1

Dra. Ana María Cisneros dijo...

Gracias Gonzalo. Fue una sorpresa encontrar a mi abuelo Emeterio. Felicitaciones por tus observaciones. Ana María Cisneros G.

Rosmery Rodríguez Cisneros dijo...

Mi abuelo un enamorado del arte , de la cultura , de las costumbres, y tradiciones Wankas. Un hombre de gran sensibilidad social...para su época. Gracias Gonzalo por el impecable abordaje de su obra.