Educación comunitaria, interculturalidad: el Tercer Encuentro







El Tercer Encuentro Nacional de Educación Comunitaria, convocado por el Colectivo de Educación Comunitaria y la DIECA (Ministerio de Educación), realizado el 9 y 10 de diciembre en Lima, fue sin duda la confluencia de experiencias sostenidas y la evidencia de las diversas formas como se aprende y se especializa desde los saberes ancestrales y populares. Fue, al mismo tiempo, momento para la reafirmación cultural. De allí que el formato de evento empezó con una ch’alla que la realizo la buena palabra de sabio andino Lizardo Choquehuanca que invoco a los dioses ancestrales para que hablemos con el corazón limpio, para que el tejido ya avanzado se siga hilando y para que todo lo que se ha realizado, sea mucho mejor.

La mesa central estuvo a cargo de Patricia Salas O’Brien (ex – Presidenta del Consejo Nacional de Educación - UARM), Rosa María Palacio (Calandria - Veeduría Ciudadana) y Pilar Salas (por REMURPE). Las tres coincidieron en que los aprendizajes corresponden al sistema educativo formal. Se aprende en la vida cotidiana, se aprende desde los espacios locales, en las organizaciones. Patricia Salas recordó en que el actual marco legal (Ley General de Educación) y Acuerdo Nacional de Educación, se presenta como una oportunidad para articular los saberes formales y tradicionales y posibilidad del ejercicio de un derecho. Y que hay que asumir la diversidad cultural como una potente estrategia para la inclusión social y equidad. Luego propuso que el marco que da el Proyecto Nacional de Educación como un referente, especialmente en lo que significa la relación con los espacios locales articulado a los municipios locales para incidir en la identidad y cohesión local.
Rosa María Alfaro propuso que repesemos las relaciones entre educación y experiencias vecinales y comunales. Enunción una constatación: la construcción de ciudadanía es muy baja en Perú y que en ella se confunde desarrollo con obras, con mejoras de la ciudad. De esta suerte los derechos y responsabilidades no son parte de las agendas locales. Nos recordó que sin comunidad no hay educación, sin educación no hay comunidad. E identificó a la escuela actual como un lugar autoritario, por lo que se ha convertido en un espacio aburrido. Situación que esconde, a la vez, discriminación y desigualdades . Las experiencias comunicaciones, lo llevó a plantear tres pistas: Estar atentos la sensibilidad (“la pasión de aprender pasa por las sensibilidades"); la importancia de la participación en los diversos niveles como una aprendizaje central y lo urgente que resulta la construcción de la ciudadanía para el Perú.

Las experiencias de Educación Comunitaria pusieron lo suyo y generaron una agenda para el desarrollo esas prácticas comunales. Le dio un sello especial a este evento. Pues no se trataba exclusivamente de logros de formalización y acreditación, sino como evidenció la Red Educativa Regional Cusco prácticas como logros comunales y con incidencia en la vida y cultura de los pueblos, tal como ocurre con los sabios andinos y el éxito de la escuelas andinas que se desarrollan desde sus propias culturas como parte de los proyectos comunales, y cuyos aprendizajes se realizan en las lenguas maternas, quechua o aymara ( escuela de comunidad quechua Paropata (Cusco); escuela de Axura, aymara de Acora (Puno)). Experiencias que no solo han alentado la identidad lingüístico-cultural sino que han ido más allá como las experiencias donde las comunidades han exigido a los gobiernos regionales incrementos de partidas para el sector educación, o revaloración del bosque y la relación hombre naturaleza y saberes ancestrales o empoderamiento de niños (s), jóvenes, o adultos.

Las experiencias locales expresaron una de las tensiones: el proceso de municipalización viene afectando iniciativas locales exitosas. El asunto obviamente es político, y con visos burocráticos y efectivista: toman las experiencias existentes pero no consultan a las comunidades locales que las impulsan. Menos aún, se preocupan por un programa que pueda desarrollarlas mejor. Todos lo contrario, las amenaza con sacarlas del programa de apoyo social Juntos.

¿Cómo reconocer los saberes comunales y ancestrales? La ley General de Educación da pautas para ello. Pero los burócratas al parecer insisten y continúan mirando estos procesos como experiencias cuyo procesamiento de aprendizaje serían similares al que se produce en una escuela altamente formalizada, y no como procesos holísticos, donde el saber va acompañado también de otras percepciones propias de las culturas andinas o amazónicas. De allí que tendríamos que repensar cómo se puede acreditar, si es desde la vorágine documental de 100 ítems que deben resolver o si es más bien desde los saberes reconocidos ya por la eficacia y calidad de las mismas por la comunidad. Mi alumna Tania Pariona está preparando su tesis sobre el discurso de la partera Martina. Ella ilustra lo que quiero decir, Marcelina es una modesta mujer que un día fue marcada por el rayo (Illapa), luego se ve involucrada en uno de los partos, el de su madrina. Tiene que aprender en el mismo instante, pero ella ya ha sido elegida. Luego se convierte en la partera. Incluso es reconocida por las autoridades de salud, pero su papel, su diploma, no sirve para ser partera. Entonces, ¿de qué tipo de reconocimiento hablamos? Si es una preocupación para los evaluadores establecer reglas, estas no deben dejar de mirar a la propia cultura.

En fin, como dijo Alejandro Cusianovich, otro gran maestro, era un evento donde las organizaciones han estado presentes y han abierto surcos en los que hay que sembrar. Por mi parte, llegué a expresar algunas ideas que aquí resumo: (1) El reconocimiento de la divesidad cultural como una estrategia de afirmación cultural. La invocación desde los saberes ancestrales, el w'alla, precidió el encuentro. (2) Fortalecer -y crearlas donde no existan- las redes de organizaciones de educación comunitarias, las misma que pueden expresan sus propios procesos y las diferencias respecto a otras. (3) Los espacios locales se constituyen lugares privilegiados para el desarrollo de la educación comunitaria, toda vez que ella se puede incidir en tejido social, ciudadanía e igualdad, al mismo tiempo afirmación cultural. (4) Incidir en la relación comunidad y escuela. (5) Alentar la inscripción de las organizaciones que desarrollan experiencias de educación comunitarias.
Termino este post con dos ideas que en realidad estan en como orientación para nuestro propio trabajo. Una de ellas la recojo con del sabio andino y que lo propuso en su grupo, se trata de la idea de acción educativa si, pero también lucha contra la discriinación y contra injusticia y pobreza. Entonces, la propuesta cusqueña tomo cuerpo: Allin kausay, apuesta por el buen vivir que sugiere el querer hacer bien y lo que se haga se realice con criterios óptimos (allin munay, allin ruray, sucesivamente). Dos: las experiencia nos lleva a cuestionarnos sobre la necesidad de hablar desde nuestras culturas, como afirmación de la diversidad pero al mismo tiempo como una ventaja para hablar de la urgencia de tejer juntos ciudadanía e identidad en cada espacio. Lo que evidencia la densidad y diversidad de prácticas culturales que forman a diversos especialistas en cada una de las culturas (o acaso, un hombre o mujer, que vive en la ciudad de Lima, llega diferenciar 73 tonalidades del gris como lo hacen los amazónico sobre el tono verde). De allí la necesidad de repensar la experiencias educativas comunales desde prácticas vinculadas a la interculturalidad.
Gonzalo Espino Relucé
UNMSM

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