X Encuentro Nacional de Escritores Manuel Jesús Baquerizo
Como la consolidación del Gremio de Escritores del Perú
tendrá que entenderse los resultados del X
Encuentro Nacional de Escritores Manuel Jesús Baquerizo, que acaba de
concluir en Lima (16 al 18 de febrero 2012). La pluralidad y diversidad de
propuestas, tanto en el ámbito académico como en el quehacer creativo han sido
lo que hemos podido observar en estos tres intensos días.
El eje de discusión fue José María Arguedas. Los abordajes
se despegaban de lo esquemático y apuntaban, por el contrario, a una
visión más interesante en la mirada que presenta a nuestro héroe cultural: así
hemos escuchado ponencias en las que se habla de la importancia de la ciudad en
la producción del autor; las relaciones entre la mesa redonda y los proyectos
narrativos de Arguedas; las tensiones
entre modernidad y escritura arguediana; relaciones complejas entre los héroes
de la novelas de Arguedas y Alegría (Rendón Wilka/ Benito Castro);
aproximaciones serias a poesía arguediana, lecturas sistemáticas de la
importancia de la memoria sobre el amaru; a una revisión del pensamiento
educativo de Arguedas, etc. Cierto, no
faltó la abultada tribuna que damos a nobel peruano cuando se habla de José María y las
relaciones entre socialismo y escritura. Y al mismo tiempo, presentaciones
arguedianas como la Papel de Viento, su Antología
elemental de José María Arguedas.
Tengo la impresión que el tema literaturas regionales
aparece como un ítem de prácticas escriturales, pero no hay todavía una
reflexión que dé cuenta de la densidad temática de la misma. Si la idea de literaturas amazónicas aparece
ya como un lugar necesario en la comprensión de las prácticas discursivas de
nuestro país (Marticorena, Virhuez), a nivel de creación, la escena fue
dominada por el universo quechua. No solo por la (re)presentación de la revista
académica Atuqpa chupan, sino por la
diversas participaciones que tuvieron los cultores quechuas, desde la música
Leo Casas refiriéndose a Julio Humala (Canto quechua, CD) y éste último con su
propia participación y la presencia de la extraordinaria cantante Margot
Palomino; los poemarios de Alida Castañeda, Quqawchayniy:
Josemariaman Haylliy/ José María Arguedas: Mi sustento; Inés Acosta, Pantirway/ Dalia silvestre, símbolo de ternura y Arco Iris de lágrimas, de José Antonio
Sulca Effio. Gloria Dávila presentó un recreación de relatos quechuas que se
escuchan en la selva baja, con el título de La
casa del demonio (Sajra wayin). Todo esto lo vinculo a la presentación de
Fredy Roncalla y a la presencia de Julio Noriega a través de su libro Escritura quechua del Perú. Asunto que sugiere una relectura de la poesía
quechua escrita por mujeres
Felicitamos a todo el equipo que hizo posible el encuentro y
al mismo tiempo, estar atento a la agenda planteada por GEP la defensa del agua
y de los derechos del pueblo y de manera especial, de los escritores.
Finalmente, se eligió la nueva junta directiva que estará presidida por
Federico García.
Nota sobre
José
Antonio Sulca Effio
Ciertamente habrá ocasión de hablar de su poesía en extenso,
ahora deseo presentar brevemente algunas ideas de la poesía de Sulca. El poeta ha sido ganador del Premio Nacional
de Poesía Quechua 2011 cuyos resultados se dieron a conocer en diciembre del
año pasado, sin embargo la prensa no ha tomado nota de lo ocurrido. En el X Encuentro
tuve ocasión de conocer al poeta y escuchar su lectura. Si Sulca reivindica la condición de la poesía
breve de la poesía quechua, al mismo tiempo la reinventa. Y esto es lo más proteico de su poesía de
versos sencillos, llano, poblado de paradojas y circunstancias hacen de sus poemas
estancias que llegan al lector como suave viento o como ventarrón arrasador.
Un detalle. Se trata también de la radicalización del poeta,
si ha escrito poesía en castellano -que la entiendo como andina-, su decisión,
en de estos tiempos, tiene que ver con la importancia que tiene la lengua quechua
para expresar de manera definida como runa.
Vamos detenernos brevemente en Kukuli
(LIma: Ediones Altazor, 2009), aquí cuatro poemas:
14
Mamallay mama,
wasinchik punkupi
puka sisi timpukuschkasqa
unquq payachatachu
wischurunqa icha
ñuqallaytachu.
(¡Madre santa! hormigas rojas estaban hirviendo en nuestra
puerta; ¿botarán a la viejita enferma o será a mí?)
20
Wawqiy mayu,
hukaqnin Apunchikpa
millqaynimpi
sapincharachiway;
runapa llaqtampi
kawsayqa sasam kasqa.
(Hermano río, siémbrame en el regazo de algún Apu, vivir en
tierra ajenas había sido difícil) (17).
96
Achikyamuchkan
kukulipa takinwan
rumi kusikun.
(Amanece, con el canto mañanero del kukukí la piedra se
alegra) (42).
158
Wisqi warmi,
wiqiki wilililliptin
wikuru takiywan
uyaykita pichaykuq
kani;
kunan apuyaruspa,
yaw mana kuyana
winku ñawikiwan
pulikuwanaykipaq.
(Ingrata, cuando por divorciada tus lágrimas fluían gota a gota, mi
canto de alondra las secaba; ahora, ya adinerada, me desprecias).
Ya dije se trata de poemas breves. En general, sus poemas se organizan en una
pauta que supone como mínimo tres versos, todos ellos, de metro menor. Pero
esta, se entenderá que no es la
característica que definen a los poemas quechuas, sino su naturaleza sintética. De esta suerte, la estructura poética admite,
dos estancias: la primera, siempre es un enunciado situacional, acusa alguna
descripción, situación o problema ( la hormiga roja, situación de desarraigo,
el canto, la mujer a la que se ha cantado); luego vendrá, un enunciado poético
que condensa intensidad poética, sea como pregunta, como afirmación, como pedido,
como rechazo o como constatación.
Si esta es una característica estructurante lo será también
la forma como la voz quechua apela a la naturaleza. Su voz está poblada por
ella, le sirve de pretexto para decir
las cosas de la kuyana (del amor), así la voz poética recurrirá a la imagen de
aves canoras, se mimetizará en elementos
con fuerte ascendencia en las creencias andinas o recurrirá a los dioses o al
río que lo hermana., etc. La tonalidad del poema
acusa un fuerte componente sonoro musical, parece, en general, letras de
canciones, de huaynos. A lo largo de los 200 poemas aparecen diversos temas, algunos
absolutamente cotidianos, otros definidos por el asunto del amor, y predomina
la idea de la ausencia, la soledad y el
desarraigo. etc.
Todos estos poemas apelan a la cosmovisión andina quechua. En
el poema 14, nos encontramos con la hormiga roja que anuncia enfermedad o
desgracia. Ñuqa se interroga, a quien está dirigido el presagio. Obsérvese que
tras el texto se acusa el registro social, ñuqa y pay, la voz poética y la
abuela referida, se construyen en
situación de carencia. El poema 20 la
situación es de desarraigo, los elemento de la naturaleza se hermanan con la
voz poética, ya que resulta duro ser runa en otros lares (kawsayqa sasam
kaspa), por eso retorna, se hermana al río y le pide que lo siembre al lado de un
Apu, deidad protectora, a partir de lo cual acaso podría imaginar el viaje a
otros lados, pero esta vez protegido por sus dioses-wamanis. En el poema 96,
describe una situación (amanecer y canto de la cuculí), el resultado será una
piedra que percibe la alegría (“rumi kusikun”. En su poesía también encontramos
la cotidianidad de la kuyana, del amor; así, ñuqa-yo refiere a una mujer, a la
que cantaba, pero en el ahora, esta ya se ha alejado, porque tiene poder. Si
antes, escuchaba su canto (uyaykita pichaykuqkani), ahora, ya no (winku
ñawikiwan). En fin, una poesía del sentido, y del sentimiento, dicho con
intensidad de la brevedad que acoge la palabra quechua.