Y se viene Mundo Quechumaro de Mauro Mamani Macedo, por Gonzalo Espino



En los próximos meses entrará en circulación Mundo quechumaro, el libro esperado de Mauro Mamani. Aquí, mi nota sobre su libro. 

1
Cuando pienso en intelectuales indígenas contemporáneos, no solo lo asocio al logos, sino  al tempus y al locus. La relación entre el tiempo histórico y su realización como productores culturales, en todos los casos se ven tocado por el trauma que significó para la sociedad aristocrática el golpe Militar de 1968. Hay una sensibilidad que los diferencia de los otros intelectuales contemporáneos, no son extraños ni forasteros, tienen  su aquí en el allá y su allá en el aquí. Es decir, se trata de expresiones de una colectividad sea esta quechua, aymara o de cualquiera de la etnias amazónicas del país. No necesitan declarar su condición indígena porque lo son.  Y esto tiene que ver con tres operaciones en su producción intelectual: son intelectuales que crean y expresan el mundo indígena desde la modernidad que viven sin el corcel de la arcadia; desde esta perspectiva, su creación y producción crítica privilegia el lugar de enunciación como categoría para entender de qué y desde dónde se habla y, por último, en todos los casos, hay una pertenencia que intenta explicar el mundo cultural y social desde coordenadas propias de la cosmovisión indígena.
La forma como se acercan al texto –discursos, eventos, rituales, objetos, relaciones- y cómo se comunican (perfomance wankas de Gerson Paredes, canción aymara de Felipe Huayhua) o, privilegian el hallazgo de categoría potenciales para explicar desde el paradigma andino (Pablo Landeo, Mauro Mamani) o difunden la producción cultural (traducción al quechua de Washington Córdova de icono de la narrativa peruana). Y, en general, agreguemos,  saben de las dificultades y exigencias contemporáneas del mercado, pero, al mismo tiempo, ponen en cuestión al cognito que el mercado occidental provee ya que, no solo resulta absolutamente superficial, sino insuficiente para explicarlo para complejidad de lo que se desea comunicar. Seguramente lo que mejor define su condición será una percepción cuyo centro lo hallamos en una sensibilidad cuya pertenencia que lo define como uno –yo, el mismo-  y cuyo rastro lo podemos identificar en su condición de runa y su realización el ahuyu como ocurre con intelectuales como Efraín Miranda Luján,  Mauro Mamani Macedo y Pablo Landeo.

2

Mauro Mamani Macedo, intelectual de primera, para quien “provinciano” resulta insuficiente, nacido en Arequipa  de padre quechua y madre aymara que creyeron en el mito de la escuela. Esa escuela que despoja de la cultura aunque la sabiduría collavina hacía que la madre viera con ojos sabios si su hijo avanzaba o no, en una lógica binaria, rojo/azul,  donde azul, significaba que su niño alcanzaba logros esperados por la escuela. Sí asistimos a la idea de la escuela como mito movilizador, resulta insuficiente aprender a leer y escribir, el campo de disputa en el imaginario indígena se complejiza, se aspira abiertamente mirar más allá de la escuela básica: se aspira a las escuelas técnicas y las universidades. Apuesta, que tiene que ver ahora con la universidad, en Arequipa, asiste a sus clases de Derecho y Literatura, al final lo vence la Literatura. Proveen junto con otro colega Fernando Rosas, una iniciativa para resolver el acceso al libro y a revistas académicas, organizan una suerte de librería de préstamos. Los datos aparentemente no tiene relevancia, lo que estoy proponiendo es que se trata de un intelectual que, perteneciendo a la núcleo andino, va a esa escuela que lo despoja de su cultura, lo “convierte”: su universo de referencias corresponde a la cultura de occidente, en la que se nos educa y lo andino aparece como algo distante, aparece como una ajenidad. Dicho de otro modo, revela cómo el mito se convirtió en parte del hacer campesino indígena y con ello una épica para enviar a la escuela a los hijos. La escuela entonces aparece como un núcleo necesario en la construcción de un imaginario.
Esta “ajenidad” se convierte en “pertenencia” cuando llega a San Marcos. La esfera de la cotidianidad troca en emergente forma de presencia en la pertenencia y aparece como discurso.  Son varios los pasos que dará para reencontrarse con su propia cultura. En el espacio académico se reencuentra con el núcleo collavino: con  José Luis Ayala y Omar Aramayo, Dorian y Boris Espezúa, que tienen presencia en universidades y espacios de la prensa.  Trabaja en varias universidades públicas, la de Tacna, Villarreal y Cantuta, serán plataformas para retornar a la pertenencia.

3
La producción intelectual de Mauro Mamani Macedo pasa por el aura de la poesía y la crítica.  Aborda a un escritor como Manuel Scorza, en su acercamiento postula una lectura desde los límites fronterizos del discursivo novelístico a Redoble por Rancas. Sus estudios en los últimos años, se desarrollan desde la pertenencia  han producido un sentido de apropiación que explica la estética andina. Así leemos Poéticas andinas, Puno (2009) y el ensayo ganador del premio internacional Copé de Oro: José María Arguedas. Urpi, Firu. Quri, Sanqoyki (2011) cuyas fuentes hay que buscarlas en su tesis doctoral El proyecto estético-ideológico de Gamaliel Churata (2011) que se publica ahora como Mundo quechumaro.  Fiel a la mejor tradición latinoamericana de raíz marxista (Candino, Cornejo Polar) acusa en sus investigaciones dos movimientos que interesan como proceso, de un lado el texto en su especificidad  y de otro, en su proceso, ambos programas se convierten en complementarios. De allí que el programa de acercamiento y análisis de la poética andina demanda la mirada del proceso y al mismo tiempo la ocurrencia del hecho poético como particularidad confrontada con la complejidad del discurso andino; pero donde Mauro Mamani concentra su aporte a la reflexión andina desde el Collao.
La literatura andina del siglo XX tiene en Churata a uno de sus referentes mayores. Su obra es un tejido cuya urdimbre está hecha por la materia de la poesía y el relato, los cuales mantienen un diálogo sensible con el universo aymara y  a la vez transita por el mundo quechua. Su producción no entiende al mundo andino como estático ni pasadista ni arcaico. Todo lo contrario. Se trata de una producción vanguardista, en el sentido de adelantada a su época, y aquí sigo ya a Mamani, una producción que emerge de una  estrategia refractaria, desde la raíz hacia lo universal: El Pez de Oro (1957) la mayor obra de Gamaliel Churata (GCH) muestra ese mecanismo dinámico de la cultura andina. Mauro Mamani Macedo ofrece esa otra lectura que reclama los textos de Churata. Mamani  explora los elementos articuladores que hay en la textualidad churatiana.  En eso radica la importancia de Mundo quechumaro, más todavía, porque nos presenta una imagen del proyecto escritural que se infiere de la obra total de  Gamaliel Churata. De esto dará cuenta el cuerpo textual de Mundo Quechumaro, se trata del proyecto estético ideológico de GCH que se caracteriza por un permanente diálogo con el universo andino collavino (aymara y quechua) al que nuestro autor prefiere llamar quechumaro.[1] Diálogo finamente contextualizado para poder  entender el proceso y el proyecto escritural que se encuentra en El Pez de Oro así como la poesía y los artículos que Churata escribe entre Puno y La Paz, principalmente.
El tratamiento que Mamani  otorga en su estudio a Gamaliel Chura es la de héroe cultural en el sentido de una épica cultural, que reclama su visibilidad en el espacio letrado y en términos de análisis, se trata de un ir de la obra a la vida y de la vida a la obra. No por razones causalísticas sino para advertir la complejidad discursiva de Churata. De allí que el discurso puede confundirse con la del ciudadano común.  Mamani prefiere identificar al autor como Gamaliel Churata (no utiliza el nombre civil Arturo Peralta), a ese nombre está asociada toda su producción. 
Ciertamente tratando de un héroe cultural como Gamaliel Churata no podía dejar de revisarse las diversas maneras como se ha interpretado la  producción  y al mismo tiempo explora y analiza el corpus de la literatura churatiana.  Desde el boliviano Franz Tamayo que consideraba a Churata como “el primer prosista indio, de contenido y forma” a Omar Aramayo (1979) que propuso la idea de retablo para entender El Pez de Oro, retomada por Miguel A. Huamán (1994),  hasta los rigurosos estudios y tesis que se han realizado en el exterior. Al tiempo que repasa y observa los descuidados estudios y los  abandonos de quienes tuvieron acceso a la más vasta información de nuestro autor, del mismo modo que evidencia los silencios de la crítica.

4
El modelo ratifica nuevamente la dinámica de proceso y el hecho discursivo como objeto específico.  Si esto aparecía en  Poéticas Andinas, Puno,  en Mundo Quechumaro precisará  dicho mecanismo, no solo encaja en los contextos sino en una trama que interesa resaltar: la comprensión del cosmos andino, y esto, desde el lado de las sensibilidades y las pertenencias. De allí que la calificación de mundo quechumaro  resulta oportuna, porque se trata de los intersticios y encuentros entre quechuas y aymaras, del universo mágico-religioso presentes en los pueblos y comarcas collavinas cuyo repertorio será la fusión y diferencia de dos culturas, la aymara y la quechua, que conforman el quechumara, término yunta (yanantin). Revisa desde la etnovisión aymara el significado del lago sagrado (Titikaka), lugar de “residencia de varias divinidades” (30), espacio divinizado por donde transitan los héroes míticos de la escritura de Churata (Khori-Puma, que lo vincula con el Amaru, relación que la explora en la distantes palabras –coloniales- de la versión del cura Ramos Gavilán). También estudia la aventura civilizatoria de los dioses andino; las divinidades organizadoras del mundo de arriba y el mundo de abajo, del mundo donde vivimos y del mundo por donde podemos transitar. En realidad, presenta la más completa información del universo de las divinidades collavinas, aun con los límites de la invención mitológica respecto a la homogenización de los espacios como parte del proyecto colonial evangelizador que se puede leer entre líneas.  Se  complementa con la presentación de categorías claves para la comprensión del mundo representado por Churata: el Ahayu (amaya, alma), Ahayu-Whatan (alma amarrada) y los nuevos elementos de la cultura andina como las vírgenes (de Copacabana o la de la Candelaria).  Esquema que se completa con la categorías culturales andinas: pacha,  yananti,  awqa, tinku, kuti, pachackuti, taypi, ayni, minka, ayllu, comunidad cuya explicación serán espacios relacionales y de realización de Runa-Hakhe. Estas categorías organizadoras del mundo establecen y explican la manera cómo se (con) vive en el mundo andino collavino.
La lectura de Mamani bucea en el río discursivo de El Pez de Oro y su aproximación al discurso no se realiza desde un esquema antojadizo sino desde la cultura collavina, desde lo que llama mundo quechumaro.  Pero la cultura es una hacer de la humanidad, por eso se detiene en proyecto estético ideológico, cuyo centro será el desarrollo  Runa-Hakhe. En su análisis recuerda que el runa-hakhe solo es posible en relación a su realización desde/ en el ayllu. La categoría runa-hakhe es posible si se revisa plegada a ayllu. El hombre del ande que reivindica Churata pone de relieve al ayllu como parte del tejido contemporáneo y como propósito de renovación dinámica de la América. No será un  runa-hakhe exotizado, ni aislado, Churata –en la que transita o conviven con las ideas de la nación decimonónica- quiebra su discurso para que este runa-hakhe se vea de cara a la patria grande, Abya yala o Indoamerica como parte de la “unidad grande del continente”. 

5
La lectura de Mamani es en clave indígena. Lee el proyecto estético-ideológico de Gamaliel Chura como un tejido que apela al contexto socio-histórico y al mismo tiempo ritual y mítico como parte de la configuración del relato churatiano. Esto porque el investigador necesita establecer las redes textuales –en realidad, hilos que aparecen como parte de un telar. Esta forma de emprender el análisis supone, de manera general, cómo los andinos del collao entienden,  viven en y con el mundo. La materia del discurso de Churata será un discurso proteico que Mauro Mamani identifica como tensional, como un encuentro desde el ahora con el pasado y la apuesta al futuro, en el mismo sentido de la posición de tiempo en quechua o aymara: kunan-jichha ~ ñawapa-qhipa / nayra-qhipa cuya implicancia es mirar hacia atrás, o estar delante, donde pasado-futuro pertenece a un mismo ciclo mítico que involucra el ahora. Estas manifestaciones discursivas son evidenciadas y  documentadas por  el autor y nos permite ver la estructura que alberga la textualidad de la obra de Churata. Pone, pues, en primer plano el proyecto estético-ideológico de alcance latinoamericano.
El discurso de Churata tiene especial atención por la lengua. Mamani dilucida la situación de la lengua y la tensiva de los enunciados en El Pez de Oro. Si Churata apuesta a conservar la “voz aborigen para denominación de las cosas de la naturaleza, y los entes de la conciencia americana”,  preocupación será no “mutilar sus significados”. El resultado de esta reflexión lleva a Mamani a (1) la relación lengua- literatura. Churata recordará: “Sin lengua nacional, ningún pueblo  posee literatura nacional”, aunque con reminiscencias decimonónicas –estamos en la primera mitad del siglo XX- y en términos de (2) poética se lee como negación  a escribir  “como indio”   y  afirmar una  escritura “en indio”. Churata apuesta por una expresión americana de raíz andina, pero no esencialistas, ni exótica ni nostálgica. Por esta razón, propone que no se borronee como indio, sino que se escriba en indio. Mamani sostiene que GCH está empeñado en instaurar una (3) tradición en una lengua kuika (originaria) como la hispana y que allí borroneamos “como indios” y no “en indio”; cuya esfera de referencias tiene que ver con la condición colonial de la lengua impuesta, pero al  mismo tiempo, la imposibilidad de traducir algunos lexemas kuiko-s inherentes al universo cultural quechumara, que Mamani define como “problema crucial en los procesos de traducción cultural; esto es, que hay elementos intraducibles de una cultura a otra.”.  Lo que importan entonces, será esa noción india, ahayu que implica el mundo relacionado de los quechumaros: ayllu-runkahe, etc. 

6
Si hemos tenemos el privilegio de seguir el rastro de la escritura indígena de Mauro Mamani, podríamos ya advertir, en pocos enunciados en que consiste el proyecto estético-ideológico de Churata que Mauro Mamani expone a lo largo de Mundo Quechumaro: 1) La sustancia inspiradora de todo el proyecto es la cultura ancestral collavina. Tiene en el ayllu su matriz;  y en el ahayu y el runa hakhe su consistencia. 2) La representación de su propia realidad con medios expresivos que se acerque a ella (la gramática de la vida, del Cherekheña), una gramática que tiene que ver con sensibilidad indígena antes que con razón de occidente. 3) La representación del encuentro tensional, tinkuy, de dos manifestaciones opuestas y complementarias: las  originarias (aymara y quechua) y la occidental supone pensar la lengua como interlocución en el espacio andino del Collao, donde las lenguas y las culturas interactúan. 4) El reto será  “parir lo propio” antes que la imitación servil. La asimilación parte de una conciencia  que significa ruptura con la condición servil y colonial, asimilar sí, pero para ser indios modernos –Mauro Mamani sería expresión de esta forma moderna del ser indígena. 5) Hay una subjetividad emancipadora en todo el proyecto de Gamaliel Churata. Toda la propuesta es una apuesta identitaria “forjadora del sentido de la nacionalidad” (Churata) con raíz andina. 6) Si es terrenal y localizada (ayllu), es extensiva a América (nuestra comunidad), porque el hombre americano, dice Mamani “está hecho de tierra americana, de sangre y raíz americana”.  7) El núcleo, es otra vez, realista, de un socialismo de arraigo collavino. Sin arcadia. Con raíces ancestrales sí, pero de cada a la modernidad y a la transformación de la realidad Americana, entonces pasa a ser la comunidad mayor, por eso, Mamani, refiere que debe hacerse extensiva la sentencia de Churata: “Somos indios, o no somos de América” .

7
Mundo Quechumaro presenta con exhaustividad desacostumbrada toda la producción creativa, crítica y periodística en términos de hallazgo,  al tiempo que documenta textos epistolares y los trabajos críticos en torno a Gamaliel Churata. Pone en discusión los límites de las categorías con las que venimos revisando la literatura y nos propone una lectura desde los andes, y más específicamente, desde el mundo quechumaro. Lo hace a partir de recurrir a toda la producción creativa, crítica y periodística de la obra de Gamaliel Churata.  La sustancia de esta propuesta radica en que el  proyecto estético-ideológico que mueve la escritura de Gamaliel Churata es un discurso moderno anclado en el ahayu-runa, en el sentido de una escritura tensional que supone la lealtad a los ancestros y la necesidad de época,  pero al mismo tiempo, escritura como recurso que tiene una mirada ética -por ello profundamente política. De allí que la propuesta se mueva en un espacio que desborda la escritura para insertarse como programa en un proyecto de sociedad: Mundo quechumaro, libro que pone una nueva agenda a la comunidad académica,  se convertirá en una consulta obligada para quienes se acerquen a la obra de Gamaliel Churata, a la cultura andina en general y  del Collao, en particular, y ubica a  Mauro Mamani como un intelectual indígena moderno cuya contribuciones alertan y movilizan a las ociosa la comunidad académica desde la medula india. Lectura intensa, desde el imaginario andino, desde la letra con fuego indígena. Libro obligado, lectura necesaria.

Referencias:
Mamani Macedo, Mauro. ¡Soi indio! Estudios sobre la poesía de Efraín Miranda. Comp. con Guissela Gonzales y Gonzalo Espino. Lima: Pakarina Ediciones, 2012.
-----.  José María Arguedas… Urpi, Firu. Quri, Sanqoyki. Lima: COPE, 2011 (Premio Internacional Ensayo Copé de Oro 2010).
-----. El proyecto estético-ideológico de Gamaliel Churata. Tesis doctoral. Lima: Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 2011.
-----. Poéticas andinas. Puno. Lima: Instituto de Investigaciones Humanísticas, IIH-UNMSM, Pájaro de  Fuego, Guaraguao, 2009.
-----. Mamani Macedo, Mauro (y) Juan González Soto. Manuel Scorza. Homenaje y recuerdos. Lima: Andes Book, 2008.
------.Intima palabra. Chosica: Ed. Revista Extramuros, 1998.

Foto: Dalia Espino. II Encuentro Intercultural de Literaturas. Palabras de los pueblos amerindios (junio 2012)


[1] Debe recordarse que el lingüística huanca Rodolfo Cerrón-Palomino utilizó el término en quechumara en los 80 y lo registra en su manual Quechumaro (1994).

1 comentario:

Jesús Lozada dijo...

Poeta, soy un poeta cubano, Jesús Lozada, investigo sobre el la Oralidad, y me sería importante poder leer su libro La literatura oral o...
Pero desde mi país es imposible. Le ruego, si fuera posible, enviarme una versión electrónica. Si se pone en contacto conmigo podría mandarle tres e-book sobre el tema, dos antologías y un libro mío.
Toda mi gratitud,
Jesús Lozada
jlozadaguevara@yahoo.es