VÉRTIGO DE MARCO MARTOS, por Gonzalo Espino


Un poemario luminoso al tiempo que sosegado, con ritmos límpido y envolventes, así es el nuevo poemario Vértigo (Vicio Perpetuo, 2013) de Marco Martos. Desborda las formas del amor, las relaciones del individuo con la naturaleza, o más exactamente el lenguaje, mejor aún, la pura poesía. La voz del poeta parece hablar a sus discípulos - ecos acasos de su magisterio en el Taller de Poesía de San Marcos. La palabra se cultiva, no se la deja suelta: “Teje tus palabras/ de cristal y de azurita, / la belleza nace/ con el sol / y baila con la luna encantada.” (20); “Solo el decir nítido/ es el lenguaje / que entienden/ los dioses.” (21); “Persevera. Lima lo que escribes. / Saca a flote tus palabras.” (22); o, “Apunta lejos, con calma / Tu flecha llegará así / al centro del lenguaje” (26). Poesía que parece memoria esencial y existencial, que se pierde en la edad de los inicios (“la magia de los principio”) cuando esta quiso ser refrenda en algún objeto –la escritura- para recordarla: “para que lleguen intactas/ hasta nosotros”. La reinventa en su trascender y tiempo, poesía de desborda la orilla de la existencia y se acerca al mito, como en “Vértigo” o ese extraordinario poema “Pinturas de Claude Monet”.

(Ciruelo de fraire, 1)

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