La poesía de Néstor A.
Gastañaduí (Huamachuco 1905-1978) debe entenderse como aquella que se hace en
un contexto de tensiones y
reivindicaciones sociales y de lucha política. Desde esta percepción su poesía
aparece como un testamento de época que entrever dos tendencias: por un lado,
la abiertamente social donde el retrato costumbrista deja entrever la situación
del indio; y, la otra, una poesía desengañada que ofrece una reflexión sobre la
condición humana, en crisis, que reclama al hombre ético. Son estas las temáticas
que lo atrapan. Es una poesía comprometida con su época, pero la voz que se
instala en los poemas apuesta a una comunión directa con su lector, no descuida
su transparencia, por eso su gesto es popular, sus versos son directos, las
metáforas e imágenes sencillas como una caudal transparente. Trabaja un tipo de
versificación que tiene que ver con el verso andino en castellano, este tipo de
verso aprovecha del español su estructura, pero su tono y sentido son andinos.
1. Kero
Kero evoca
la fuerte imagen inca presente en la memoria andina. No remite de inmediato a
la cultura culle, ni a los huamachucos. No. Sin embargo lo representa. El libro
según la data que aparece el 2012 está dividido en tres cuadernos o poemarios: Canciones de Arrayan y de Paloma, Hombre y
Angustia, y, Sombras. Esta vez
los editores nos permiten ver el año que habría sido escritos los poemas;
aunque la información no siempre coinciden, por ejemplo, se indica que Canciones… ganó un premio en 1938, pero
en ese cuadernos se incluyen poemas de 1963, de suerte que los datos que nos
proporciona no son confiables si se leen los contexto que ofrecen los textos.
El primer cuaderno, Canciones del Arrayan
y de Paloma, pertenece a las poéticas andinas, su sentido es festivo, por
momentos, costumbrista y a ratos apegado a las formas populares del Norte del
Perú.
El segundo, Hombre
y Angustia, muestra sus poemas sociales, lo que aquí llamaremos poemas
indígenas ortodoxos y de protesta social, junto con poemas donde la soledad
cósmica cuestiona la condición humanas. Sombras, es un cuaderno poblado de una
inmensa tristeza, la un sujeto que vive la ausencia del hijo muerto; hecho “A
la memoria de mi hijo Edgar Renán”, muerto a los 16 años, corresponde a escritos en 1965 (aunque
el último a 1970). En este cuaderno el sentimiento poético prevalece, formas que retienen la expresión Voy a
detenerme los dos primeros cuadernos.
4. Hombre y angustia
Hombre
y angustia es segundo cuaderno de Kero, el poeta vuelca su compromiso social y a su reflexión sobre
la humanidad. Si encontramos los poemas de compromiso social, verdaderos
testimonios de la época, está también esa poesía reflexiva, del ser humano. Deja
explicito el sentido social y todo el poemario queda atrapado en la reflexión
del ser o el sentido de la condición humana.
Los primeros se enmarcan
dentro del indigenismo ortodoxo y la poesía de denuncia. Ortodoxo ya que el indio aparece como
problema desde una enunciador que se imagina externo, aunque no exótico. Su
decir es más bien de reivindicación social, acusa uno los tópicos del
indigenismo (triada maldita del indio: juez, gobernador, cura): la religión, critica
los compromisos religiosos que los campesinos se compelidos a realizar,
“Devoción”:
Indio de las huarangas
de las contradanzas, y
las devociones.
Para la fiesta del Amo.
venderás
tus vaquitas;
Situación que deja al campesino
en “la miseria y el hambre”. En el siguiente, “Grito de la raza”, será una proclama y
canto anhelante, a la espera de que la
hora llegue:
Indio,
Gestando estás la hora,
en que ardidas de iras
y ahítas de glorias,
tus "guaracas" tejidas
de ensueños y de ansias,
revienten en hosannas
de reivindicación.
“Shorey” (ver “Cinco poemas de
Néstor Gastañaduí”) es el poema símbolo, texto de protesta social y acaso
proletario, proponemos que se revise como uno de los primeros testimonios
contra el imperio de la minería, semejante a lo que ocurre en Cerro de Pasco
con la poesía minera, su tono es decididamente de protesta, de contenido
latinoamericano:
Garzón,
un pobre y triste ganapán,
les
hace reverencias al pasar;
entretanto,
rebaños de explotados,
descienden
con los rostros trasnochados.
15.
"Se cotizan los hombre a vil precio",
pregona
con descaro la "Oficina".
Si por un lado es queja,
demanda social, la otra es una reflexión sobre la condición humana. Este otro
núcleo de poemas se pregunta sobre la existencia, sobre su condición humana que
coincide con el desengaño y casi siempre con la soledad.
Un hombre y un poema
1. Yo no he tenido a nadie, no he tenido,
a
nadie quién me diga: ¡pobre hermano!
te
quitaré una piedra del camino.
Me
cubrirá la sombra, y sin embargo,
5.
todos me han de seguir con sus cuchillos.
Todos
me han de escupir, porque he vivido
de
pie ante la mesa del reparto,
sin
quitarme el sombrero y con los puños en alto.
Pero
algo ha de faltar cuando me vaya,
10.
ha de faltar, por ejemplo, quien os diga:
que
hay luz en el harapo y en la espina;
y
que cada hombre es un Dios, cuando fatiga
por
lograr el milagro de la espiga.
15.
Y ha de faltar, también, y esto es muy cierto,
quién
recoja el pendón del pobre muerto.
(1958)
No la de
los males de amor, sino la soledad cósmica de la condición humana, de la
ausencia y de la dignidad, del abandono al camarada y del olvido de los ideales. Por momentos se
vuelve dura cuando compara con los cerdos o con los sapos (“Sapo”), escribe
en “Hombres y cerdos”:
Siendo una honda pena
por el pobre cerdo
por su oscuro signo de
estercolero;
/…/
Así hay hombres de vida
cochina,
que jamás los ojos
levantan al cielo.
Por eso en ella aflora el
hombre ético, que reclama humanidad y al mismo tiempo se redefine como: “tras
mis harapos y honda tristeza, / hay un nuevo Quijote: va sembrando luceros”, aquel que sigue firme
en sus ideales, aunque permanentemente desengañado. La factura de estos poemas
es agónica, creyente, pero al mismo tiempo desafiante: “No sé qué hacer con
este Dios que llevo dentro” y en la que, finalmente, la voz poética
imagina su condición desde esa soledad cósmica, aquella es agónica y
virginalmente naciente, “que como el orto de una blanca estrella, conduzca a
los hombres a una ancha mañana”. Finalmente, el hombre ético que aparece, tiene
las marcas del desengaño, que cuestiona, se pregunta por el sentido humano.
5. Nota
penúltima
Con todo, Kero es de esos libros que conmueve, que nos dejan la imagen de una
poética hecha con la huella andina del Norte. Un tejido textual construido con los
hilos de la palabra sencilla, de aquella que se dice en Huamachuco, de tono
sereno, por momentos festivo,
costumbrista, de otro lado, una poesía indigenista ortodoxa y de protesta
social, poesía comprometida; pero al
mismo tiempo poética agónica, de las soledad cósmica del hombre y des
desengaño. Una poesía cuyo entramado
evidencia lo que ocurriría en las provincias norteñas en la primera mitad del
siglo XX. Poesía comprometida y al mismo tiempo una reflexión que cuestiona e
invade el fuero del alma. Si llega tarde al libro, luego de 40 años ([1972],
2012), no deja de llamar la atención por su vigencia, su actualidad, exactamente
porque nos siguen descubriendo ese mundo poblado de una vieja tradición
cultural –que por momentos la cuestiona o la reinventa- a poemas en los que el tono festivo va acompañado del
social, pliego de denuncia y aquella que
llega como propuesta del hombre ético, del cuestionamiento de nuestra condición
humana.
Referencias:
Gastañaduí, Néstor A.[1972] Kero.2ª ed. Trujillo: Universidad
Nacional de Trujillo, 2012 [Canciones de Arrayan y de Paloma, Hombre y
Angustia, y, Sombras].
----- “Cinco poemas de Néstor
Gastañaduí: El poema por los caminos de un domingo, Pa' que me quieras, Se
viene setiembre, Plegaria campesina, y, Shorey” en La alforja de Chuque. <http://gonzaloespino.blogspot.com/2014/01/cinco-poemas-de-nestor-gastanadui-el.html>
Bazán Vera, Blasco. "Néstor Gastañadi Sánchez" (sic.) en Bitácora Literaria
Biografía de Néstor A. Gastañaduí, en Luis Flores Prado fbid=10202232031956639&set=p.10202232031956639&type=1&theater>
Nota: El artículo completo puede ser solicitado a mi correo personal.
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