Discurso en la
Ceremonia Central por el 153 aniversario de creación de la provincia
de Otuzco, en que se declaró Hijo Predilecto al autor
INTRODUCCIÓN
No
conocemos antecedentes de estudios relacionados con el proceso científico
cultural y literario que ofrezcan un
panorama integral y panorámico sobre la
creación y producción intelectual a nivel de la provincia de Otusco; conocemos,
sí, importantes obras que desarrollan aspectos aislados o parciales en
determinadas áreas. Por ese motivo, con el presente trabajo pretendemos
contribuir, de alguna manera, a cubrir tal vacío u omisión que, sin embargo, no
es exclusiva de esta parte del país, sino probablemente un fenómeno común a otras
provincias y regiones, lo que no significa ignorar meritorios esfuerzos y
realizaciones de distinguidos creadores e investigadores.
De
manera específica, en el caso cultural, artístico y literario de Otusco,
percibimos en los autores registrados una auténtica voluntad de arraigarse en
los orígenes; de establecer lazos inarrancables con la tierra nativa; un deseo
continuo de volver por parte de los emigrados; una clara actitud de
identificación con el suelo natal y sus productos espirituales e intelectuales.
Tenemos pues un buen número de autores, en los diversos campos, que exhiben una
respetable producción que indica claramente que Otusco no es una referencia
pasiva, que solo vale por ser el núcleo de la más importante festividad
religiosa de buena parte del norte del país.
Por
eso, pensando en otro nivel y en un ámbito más vasto, por más que la mayoría de
naciones, como la nuestra, hayan entrado al fenómeno de la globalización y la
modernidad, en este proceso no podemos ser simplemente observadores o usuarios
y consumidores, sino interlocutores, transmisores y participantes activos en la
producción, valoración y propagación de los frutos superiores del espíritu, con
una clara conciencia de lo que nuestros antecesores, contemporáneos y nosotros
mismos han sido y somos capaces producir y crear. Lo que hace falta sí, es un
mayor conocimiento, valoración y difusión en la comunidad, especialmente en las
jóvenes generaciones, pues todo proceso de valoración empieza por el
conocimiento, la comprensión y la valoración de lo que somos y producimos.
En un ambiente
así esbozado debe entenderse nuestra inquietud que ponemos a consideración de
la comunidad congregada en una fecha tan propicia como es la conmemoración de
un aniversario más de creación política de nuestra provincia, desde que el
Presidente de la República, Mariscal Ramón Castilla, promulgara la respectiva
ley un 25 de abril de 1861.
Esto es
precisamente lo que me propongo ofrecer como un pálido e insuficiente pero
sincero tributo de gratitud a la corporación municipal presidida por el alcalde
Helí Verde Rodríguez y al pleno de regidores que lo acompañan en la difícil,
pero trascendental tarea del gobierno municipal por la decisión de honrarnos
con el otorgamiento de reconocimientos y
distinciones tanto al autor de esta disertación, como al notario Julio Estuardo
Luján Moreno, al médico José Evangelista Vargas y al decimista Samuel Quispe
Alvarado. Ojalá los homenajeados seamos dignos de llevarlos. Por eso expreso mi
mensaje de gratitud a los regidores: Uvar Alvarado Rodriguez, Juan Ybáñez
Contreras, Juan Avalos Rodríguez, Hita Rodríguez Herrera, Jorge Peralta
Castillo, Manuel Gutiérrez Ulloa, Jesús Joaquín Ruiz, Javier Minchola y, de
manera singular, por la amistad y consideración con que me honra y enaltece,
Julia Soto Deza.
LA TRADICIÓN ORAL Y POPULAR
El más
lejano antecedente de recopilación del relato de tradición oral en la región es
el sacerdote Jesús Calderón Urbina,
quien, bajo el seudónimo de “Rondel” publicó en 1969 sus “Leyendas del
Departamento de La Libertad”, que apareció con prólogo de su paisano, el narrador
popular y costumbrista Euclides Santa María Corcuera. Yo mismo, al emprender una tarea similar, me
topé con esas formas de la realidad en la que coexisten lo verídico y lo
fantástico, lo histórico y lo imaginario, lo racional y la creencia. Entonces
en el mencionado trabajo de “Rondel”, en mi libro “La tierra encantada” o en el
volumen “Mitos y leyendas de Otusco”, de Efraín
Orbegoso, aparece una serie de textos pertenecientes al relato de tradición
oral de diversos lugares de la provincia, como: “El nombre de la virgen de la
Puerta” (Otuzco), “El cerro encantado” (Mache), “La virgen que no quiso estar
en Chuquizongo” (Uquil), “El encanto del cerro El Urpillado” (Sinsicap), “La
virgen del sombrerito” (Salpo).
En el
cuento folclórico, tradicional y costumbrista, con un lenguaje sencillo y
coloquial, pintoresco y divertido, con una vena de infaltable humor, destaca la
producción de Euclides Santa María
Corcuera, de producción dispersa, mayormente difundida en publicaciones
periódicas y eventuales, aparte de sus breves libros “Estampas andinas” y
“Nuevas estampas andinas”. En Salpo, en mi libro “Cuentos de mi padrino y otras
mentiras”, he recreado los relatos pletóricos de humor, imaginación y fantasía,
del extraordinario imaginero Roberto
Cava Noriega, cuyo hijo, de similares habilidades narrativas, radicó
precisamente en esta ciudad, donde tomaba el pelo a muchos otuscanos, lo que
motivó que el mencionado Efraín Orbegoso
Rodríguez incluyera varios de esos
relatos en el capítulo “Las mentiras de don Rodrigo” de su libro “Mitos y
leyendas de Otusco” (1998). Cito al respecto una muestra:
LA
CONFESIÓN
Don
Rodrigo fue hombre creyente y salía el Viernes Santo de Santo Barón. Pero para
poder hacerlo quienes tenían el honor de descender de Jesucristo de la Cruz,
debían confesarse y comulgar. El curo que lo confesó y comulgó tenía fama de
gustarle frutas maduradas en sedas y sabieno él de esto, al momento de
confesarse, dijo:
-“Padre,
excúseme que soy un gran pecador”, y el confesor le contestó: -“Hijo, la
confesión la instituyó nuestro Señor para el perdón de los pecados. Habla,
hijo, que lo que digas es “secreto de confesión”. Seguro de ello, don Rodrigo
le expresó: -“Padre, perdóneme porque además de mi esposa tengo tres mujeres
más: una es la fulanita, otra es la menganita y la tercera es la que le da la
pensión”. Agregó que el cura se quedó mudo y don Rodrigo le dijo: -“Padre, ¿me
va a perdonar los pecados que le acabo de confesar”. A lo que el cura replicó:
-“Te perdono, hijo, porque desde ahora eres mi hermano y puedes comulgar para
salir de Santo Barón”.
Así se
comprobó lo que se decía del señor cura y el pueblo lo montó en un burro y lo
expulsó de la ciudad. ¡Don Rodrigo siguió siendo el esposo ejemplar que siempre
fue.
LA POESÍA
Los más
lejanos antecedentes de la poesía otuscana registran dos nombres de formación
autodidacta y creadores de una poesía espontánea y popular: Rumaldo Luján Figueroa (1860-1935) y Manuel María Orbegozo Gutiérrez
(1855-1941). El primero fue autor de cuartillas que buscaban zaherir más que hacer
reír; por ejemplo, estos versos en el que se burlaba de una obra mandada hacer
por la autoridad municipal de su tiempo:
El relojito
de Otusco
Tan ordinario como es
Armadito por un chusco
De las horas al revés.
Tan ordinario como es
Armadito por un chusco
De las horas al revés.
Las cuartillas del
segundo desarrollaban temas generales, como el centralismo, al que combatía,
pero más se centraban en temas locales específicos de la provincia:
Otusco es la
bella tierra
Donde hace años nací.
Vive ella conmigo en guerra
Porque no he de morir aquí.
Donde hace años nací.
Vive ella conmigo en guerra
Porque no he de morir aquí.
Ismael Orbegozo Polo transitó entre la poesía contestaría y el
infaltable sabor raigal, como se aprecia en los poemas “Alerta pueblos de La
Libertad” y “Cholocday”, poema del cual cito estos versos:
Las peñas y retamas que salpican tu
suelo,
Te han bordado un manto de una a otra loma;
Y la cruz de tu cima, un gigantesco vigía
Que vela por el pueblo de Otuzco, noche y día;
Y tu mole de granito –aunque parezca broma-
¡Un corazón inmenso que está besando al cielo!
Te han bordado un manto de una a otra loma;
Y la cruz de tu cima, un gigantesco vigía
Que vela por el pueblo de Otuzco, noche y día;
Y tu mole de granito –aunque parezca broma-
¡Un corazón inmenso que está besando al cielo!
Rondel desarrolla temas de amor filial y
familiar (“Madre mía), la naturaleza (“Primavera”), la orientación mística
(“¡Señálame el camino, Señor!”), la tendencia hispanizante (“La música de
España”). Por otro lado, el apego a la
tierra, la reafirmación de la fe, la adhesión a los temas nativistas, las
palpitaciones y ansiedades del amor, la preocupación social y educativa,
aparecen en tres poemarios inéditos del maestro y poeta, que también fue
alcalde de la provincia, Fidel Horna
Cortijo. Me refiero a “Nimbos”, “Ritmos huraños” y “Los pobres”, que bien
merecen una edición especial para que no se pierdan en el olvido.
A esta
relación puede agregarse los nombres de Gustavo
Rojas Vela y, sobre todo, Teodoro
Caseaux Loyola, magnífico poeta de ideología marxista-leninista y también
de pensamiento cristiano, que no tenía reparos en salir de barón en la
procesión de Viernes Santo. Sobre la poesía de ambos, sin embargo, tenemos una
deuda pendiente hasta tener mayor información.
Ampliando
el ámbito geográfico, en Agallpampa nos encontramos con la afortunada realización
que significa la producción de Carlos
Prado Muñoz, cuyo poemario “Imágenes rotas” brota de la presión entre las
ilusiones y la realidad, entre los anhelos de justicia social y la evocación de
los ancestros telúricos. Su parquedad en la producción, sin embargo, se ha
apuntalado no hace mucho con otro poemario: “La casa no existe pero nos
alumbra”, que el año 2010 fue premiado en el Concurso Nacional de Poesía “Ciudad
de Huamachuco”.
En el
distrito de Usquil apreciamos la
expresión de la inquietud social y romántica plasmada en los logrados versos de
Manuel Alfaro, así como en las
traviesas, juguetonas y humorísticas creaciones de Samuel Quispe Alvarado, quien bajo el ropaje de una estrofa de
vieja estirpe hispánica, pero de contenido local y regional, es autor de
“Décimas orbitantes”, algunas de cuyos versos al mismo tiempo irónicos y
amorosos, dicen sin aspavientos:
Seis mujeres yo tenía,
con cada una gozaba;
de las cuatro que ahora tengo
eres tú la que me acaba.
con cada una gozaba;
de las cuatro que ahora tengo
eres tú la que me acaba.
La afirmación raigal y el
apego con su tierra lo apreciamos en esta décima:
Es así como me llama,
pleno de amor natural,
Usquil, mi tierra natal,
ciudad del Alto Chicama.
Y hoy que la nostalgia inflama
mi añorante inspiración,
en alas del corazón
subo allá con fiel empeño
recordando entre mi ensueño
cien agostos de ilusión.
pleno de amor natural,
Usquil, mi tierra natal,
ciudad del Alto Chicama.
Y hoy que la nostalgia inflama
mi añorante inspiración,
en alas del corazón
subo allá con fiel empeño
recordando entre mi ensueño
cien agostos de ilusión.
En el
distrito de Mache solo conocía la
producción aislada y solitaria del
médico y poeta Carlos Homero Paredes,
autor del brevísimo “Mache Mache” (1988), que me llegó por un fraterno alcance
de Alberto Moya Obeso; pero estaba equivocado o por lo menos ignorante, pues el
año pasado el mismo autor me hizo llegar toda una serie de títulos publicados
desde hace varios años en Lima: “Piedra
filosa” (1990), de poesía no telúrica ni raigal, sino trascendente y
metafísica; “Diálogo directo” (2000), entusiastamente saludado por el poeta
José Pavletich, quien subraya que la poesía del autor “proviene de otro tiempo,
nos llega a través de sus memorias ilímites, de una tradición amalgamada con su
sangre”. Otros libros de Paredes son: “Garabatos de ensueño” (2000), en el que
desarrolla una poesía en que se amalgaman el sentimiento y la reflexión, la
emoción y el pensamiento, el sustrato y la dimensión filósófica, la ciencia y
el verso”; “Enajenación trascendente” (2000), de temática diversa y honda
meditación sobre la naturaleza y proyección de la palabra, la libertad, la
salud, la juventud, la fraternidad, la reencarnación, la plegaria a Dios. A
esta relación agregamos los poemarios “Rosa inventada”), “Silencio y
crepúsculo” y “Canciones apagadas”. Carlos H. Paredes se revela como un poeta
de expectante nivel y maduración creadora. En el poema “Gorriones” escribe
estas líneas, en las que sutilmente se desplaza desde la perspectiva humana a
la insólita y sutil condición de las aves del campo:
“El manido valle de lágrimas no existe para
nosotros los pájaros. Nosotros cantamos a la vida, buscando los frutos dulces,
no lo amargo, ni agrás. Cuando callamos, es porque así lo quiere el bosque, o
quizá Dios que es el dueño mayor. Entonces el trino se apaga sigiloso,
resignado y agradecido; pero claro, ya hemos cantado, ya hemos vivido”.
Mi
distrito de Salpo es el espacio
privilegiado que exhibe una amplia muestra de creadores no solo literarios,
sino también en otras áreas. En poesía son altos nombres los casos de Juan Paredes Carbonell y Claudio Saya, ambos miembros del
esclarecido Grupo “Trilce” de Trujillo. El primero es autor de una fecunda
producción, en cuyo conjunto citamos: “Biografía del amor sin nombre”,
“Meditaciones de un oso caminante”, “Balada de la mujer y los jardines”, “El
pez y la espada”, “La familia sagrada”, “Elogio a la señora del manto oscurecido”,
etc.; Claudio Saya pretendió fundar una tendencia poética singular, conocida
como el sintesismo, es decir poesía de síntesis, breve, pero de largo y
profundo alcance. Cito esta muestras de su poemario “Trinidad de luz”:
Crucíficame en el aire
con tus manos fluviales
y llorará la luz
bajo la sombra.
con tus manos fluviales
y llorará la luz
bajo la sombra.
Asimismo,
recientemente hemos accedido a la poesía de los hermanos Manuel y Javier Calderón
Avila, autores de los sorprendentes volúmenes “El amor es poesía… el hombre
es poesía” y “Versos por espigar”, respectivamente. Esta inspiración poética no
sorprende, porque ambos son hijos del poeta autodidacta, que no tuvo formación
literaria, pero sí inspiración espontánea de sustrato telúrico y raigal
Otros
nombres importantes son: Emberto Narciso
Carranza, fallecido en plena juventud, cuando aún se esperaba una poesía
más ascendente y sólida, que su breve y solitario poemario “Peldaños”, de
temática variada, con un sutil trasfondo popular; Godofredo Guevara Rosario (“Rostros sangrantes”), Víctor Julio Ortecho (“Surcos vitales” y “Tiempos de esperanza”), Víctor Manuel Sánchez Rodríguez
(“Versos de amor”) y Carlos Olivares
Luján (“Motivos funestos”).
NARRACIÓN
En este
género consignamos, en primer lugar, la obra de Lorenzo Morachimo Torres, nacido en Otusco, pero que se crió y
educó en Huamachuco y cuya producción como narrador la encontramos en las
obras: “El héroe de Güeppi”, biografía novelada del sargento Fernando Lores
Tenazoa; “Mi capote” (1974), conjunto de once relatos de tema castrense;
“Cuadros de mi región” (1980), reunión de ocho relatos ambientados en el eje
Huamachuco- Otuzco y Trujillo; “Huasimo-Cazaderos”, que lleva el subtítulo “Un
episodio de la campaña militar de 19412. Recientemente, Elmer López Guevara ha publicado “El hombre que tenía medio morir”,
con el que obtuvo el Premio Copé a nivel latinoamericano; Carlos Aroni Valdiviezo, de quien, lamentablemente, no tenemos
mucha información, pero cuyos relatos se ambientan en diversos lugares de la
provincia.
PERIODISMO
Aunque
la figura contemporánea principal es Manuel
Jesús Orbegozo, distinguido miembro del Grupo “Peña del Mar”, al que
también pertenecieron los escritores Antonio Fernández Arce, Eduardo Quirós Sánchez y Amado Horna
Medina, muchos de sus reportajes, publicados
inicialmente para los medios periodísticos en los que trabajó,
especialmente el diario “El Comercio”, han sido reunidos en sus libros:
”Reportajes” (1958), “Hombres y hechos del mundo” (1989), “Mujeres y hechos del
mundo” (1999);además ha escrito los libros “Reportaje a China” (1972) y “Tian
Anmen: La otra cara de la medalla” (1989), Segundo
Llanos Horna, natural de Chuquizongo, ex Decano del Colegio de Periodistas
del Perú y también Presidente de la Federación de Periodistas del Perú, autor
de diversos manuales y textos universitarios sobre periodismo, además de
esclarecedores libros de historia, investigación y crítica en tan polémico como apasionando campo, y en
cuyo conjunto consignamos estos títulos: “Trujillo y el periodismo” (2006),
“Los periodistas de La Libertad” (2004) y “Historias trujillanas de periódico”
(2012).
Otros
distinguidos periodistas de cultura y opinión son los mencionados Juan Paredes Carbonell y Víctor Julio Ortecho Villena. También está
el nombre de Manuel Rodríguez Romero,
natural de Carata, ex Director de La Industria, de Trujillo y Decano del
Colegio de Periodistas de La Libertad en dos periodos.
Finalmente,
cito el nombre de un visionario ilustre, pero seguramente desconocido para la
mayoría de otuscanos: mi paisano Teófilo
Vergel Carranza, fundador, conjuntamente con Edmundo Haya (padre del líder
político, del diario “La Industria”, de Trujillo.
ARTES PLÁSTICAS Y GRÁFICAS
En el
arte de la xilografía, dibujo y grabado en madera Otusco exhibe la figura
incomparable de Mariano Alcántara Morachimo,
de formación autodidactica, pero que alternó con personalidades sobresalientes
del indigenismo pictórico nacional, como José Sabogal, Julia Codesido, y Camilo
Blas. Artista singular, extraordinario, incomparable, destacó en las
xilografías y dibujos que creó para ilustrar artículos en periódicos y revistas
de su tiempo.
En
pintura hay dos artistas sobresalientes: Armando
Reyes Castro, de Agallpampa y Max Lois Lázaro Moya, natural del paraje
solitario de Urmo, arriba de Turcumarca,
entre Pachín Bajo y Pachín Bajo. El primero, después de transcurrida su niñez
emigró a Trujillo, donde prosiguió sus estudios secundarios y formó parte del
recordado Grupo “Trilce” e inició su sobresaliente trayectoria pictórica; el
segundo, estudió pintura en la Escuela de Bellas Artes “José Sabogal”, de
Trujillo, bajo la dirección del notable maestro indigenista Pedro Azabache
Bustamente. Ambos artistas actualmente han inaugurado sus respectivos centros
artísticos y Max Lois, que ha adoptado el nombre de su parcela natal (Urmo),
también ha incursionado en la poesía infantil.
ESCULTURAS Y TALLADOS
El
modelado artístico de la piedra, de grandes, enormes y voluminosas dimensiones,
encuentra su más auténtico artífice en
Isidro Gutiérrez Alfaro, quien, nutrido del espíritu telúrico andino, ha
desarrollado un arte vigoroso extraordinariamente expresivo, frecuentemente
portador de mensajes, temas y valores andinos, de identificación con las raíces
ancestrales, de una fuerza creadora titánica e inigualable. Como su materia
prima es la piedra de grandes dimensiones, cada una de sus esculturas pesa
varias toneladas. Por eso el crítico italiano Paolo Pretori ha dicho que
“Gutiérrez mueve las montañas”, mientras que el crítico alemán Jurgens Weichrdt
ha señalado: “las esculturas móviles en piedra con una invención de Isidro
Gutiérrez Alfaro, como son las que creara Alexander Carder, pero la diferencia
está en que las piedras son más pesadas y la inspiración es latinoamericana”.
También
natural de Salpo, el maestro Oswaldo
Ponce Castro es un artista en el tallado de la madera. En sus trabajos
realizados destacan: discos, platos, marcos, fuentes y diversos recipientes.
Sin embargo, sus más grandes logros los ha obtenido en la confección de
sagrarios y altares de las iglesias católicas. Con este respecto, considera que
su obra maestra es el retablo construido para entronizar a la Virgen de la
Puerta en la iglesia San Agustín, de Trujillo, que constituye una réplica del
altar del templo de Belén. Otras obras realizadas por este notable artista son
el altar mayor del templo de Santiago de Chuco, de grandes dimensiones (12 m.
de altura), el Cristo Resucitado, de dos metros de altura, ubicado en la
iglesia San Pedro Nolasco; una obra similar en el colegio San Martín de Porres,
del distrito El Porvenir y hermosas réplicas de los famosos balcones
trujillanos que lucen en el Congreso de la República. Por su extraordinaria
trayectoria, Oswaldo Ponce Castro ha recibido diversas condecoraciones, siendo
una de las más importantes la del Festival “Grandes Maestros Nacionales de
Artesanía Peruana” (1999) y la Medalla
al Mérito “Juan Pablo Vizcardo y Guzmán” otorgado por el Congreso de la Nación.
EDUCACIÓN Y CIENCIAS SOCIALES
El más sobresaliente
investigador de la geografía regional es, indiscutiblemente, el maestro Efraín Orbegoso Rodríguez, autor de la
monumental obra en dos tomos “Geografía de la región La Libertad” publicada en
dos tomos (1987 y 1997). No se conoce ningún otro trabajo similar en las demás
regiones del país.
A dicha
obra le han proseguido los libros: “Tres estudios del Perú profundo” (1989),
que además desarrolla los capítulos Interpretación de un manifiesto de carnaval
y El pensamiento geográfico de José Faustino Sánchez Carrión; “Recursos y
atractivos turísticos Otusco” (1995), “Mitos y leyendas de Otusco” (1998), cuyo
título no expresa directamente el contenido, en el cual se incluyen los
capítulos: “El potencial económico de la
provincia de Otusco”, “Las mentiras de don Rodrigo”, “De la filosofía y el
humor otuscano”, “La sublevación de Otusco 1780-1782” y “Elogio de la mujer
otuscana y otros ensayos”. Tan proficua producción se complementa con sus
libros “Cuatro ensayos sobre la Región La Libertad” (2000) y, finalmente, “Otusco
y la virgen de la Puerta” (2004).
En la
ciudad capital de la provincia es justo citar estos nombres importantes: Zalatiel Peralta Sánchez, fundador de
la Escuela Elemental de Varones; María
Herminia Armas, fundadora de la primera Escuela Elemental; María Esther Arangurí Luján, directora
del Centro Escolar de Mujeres 252 y muy aficionada al canto y al violín; Blanca García Acevedo, fundadora y
animadora de la Biblioteca Municipal, que fue un verdadero foco cultural y
académico durante más de treinta años; Celia
Rosa Espejo Carranza, entusiasta organizadora de tertulias literarias; y María Josefa Rodríguez Zavaleta, una de
las más distinguidas maestras que ha tenido Otusco. También hay que mencionar
el caso de Juana Peralta García,
dotada de gran ingenio e inteligencia, muy hábil para “tomarle el pelo a
cualquiera”.
Natural
del distrito de Mache, Alberto Moya Obeso, ex Decano de la
Facultad de Educación y actual Director de la sección de postgrado en educación
de la Universidad Nacional de Trujillo,
es uno de los más importantes teóricos y didactas de la educación y la
metodología de la investigación. Su pensamiento y experiencias las ha volcado
en importantes obras y textos universitarios, como: “El proyecto de
investigación científica” (1994) y “Pensar/investigar en la Era del
conocimiento” (2010).
También
debo consignar un nombre que no fue investigador ni científico, pero sí gran
humanista no obstante su condición de hacendado de Machaytambo. Se trata del
benefactor Juan Alvarado, quien fue
diputado por la provincia de Otusco. Honda y sinceramente consciente de los
valores trascendentales de la educación para el ser humano, en la “Escuela de
Varones N° 255 de Salpo, hasta fines de la década del 50, instituyó el premio
que llevaba su nombre para el mejor alumno del cuarto año de primaria; no se
premiaba al mejor de la promoción, porque este, según las políticas del
gobierno de la época, estudiaba becado en la ciudad de Trujillo. El premio en
referencia estaba dotado de cien soles que, al cambio actual, equivaldría a la
fabulosa suma de cien mil soles oro. El mencionado hombre público, en sus
continuos viajes a esta ciudad hizo construir la escuela, ahora el considerado colegio
emblemático “Juan Alvarado”. Caso singular sin lugar a dudas.
CIENCIAS JURÍDICAS
Aquí destacan estos
nombres: Jorge Angulo Argomedo (La
Cuesta), uno de los más importantes especialistas en Derecho del trabajo y
autor de “Apuntes y recuerdos de mi comarca, el Perú y América”; Víctor Julio Ortecho, ensayista y
jurista, autor de diversas obras en Derecho. Puede agregarse el nombre de Sigifredo Orbegoso Venegas, pero falta
profundizar más en su producción. Y ya que se trata del campo del Derecho, no
puedo obviar dos nombres de mi pueblo que, en su oportunidad, han sido
presidentes de la Corte Superior de Justicia de La Libertad: Diómedes Rosario Peralta, designado por
el gobierno de la época y Nelson Lozano
Alvarado, que accedió a la magistratura oficial después de haber obtenido
el primer puesto en el concurso a nivel de todo el país convocado por el
Consejo Nacional de la Magistratura.
CIENCIA
La
principal figura es, según cierta opinión bastante difundida en los sectores
intelectuales y académicos, el caso del físico nuclear Modesto Montoya Zavaleta, natural también de Salpo, mi pueblo.
¿ALGO MÁS?
Por supuesto, también el
famoso Festival Internacional de
Primavera, de Trujillo, fue iniciativa de un otuscano de mi distrito:
Alberto Novoa Fernández, quien amalgamó la experiencial vital del Desfile de
Antevíspera que se realiza todos los años, el 22 y 23 de setiembre, como parte
de los festejos en honor a la Virgen de las Mercedes, con sus observaciones
personales en cierta ciudad norteamericana, a donde fue a estudiar Ingeniería.
A su retorno, como miembro del Club de Leones de Trujillo, propuso sus ideas y
planes y en 1950 desfiló el primer Corso por las calles de la capital de
nuestra región.
Por último, debo citar el
aporte del canónigo, filósofo, magnífico orador sagrado, músico, Andrés Ulises Calderón de la Cruz, uno
de los principales fundadores de la primera Casa de la Cultura del Perú, antecedente
de lo que actualmente constituye el Instituto Nacional de Cultura, y también el
caso de su sobrino, el prestigioso y virtuoso violinista Francisco Pereda Calderón, quien radica hace varios años en México,
pero que retorna con frecuencia a Trujillo, para el desarrollo de los
Festivales Bach, que es su más notable aporte a la cultura músical.
¿Y AHORA?
La relación anotada, en
realidad, es solo una breve muestra de lo mucho que viene produciendo la
provincia de Otuzco en el desarrollo cultural. Deben haber varios nombres
omitidos o ignorados, pero no intencionalmente. Lo que ahora viene a la
reflexión es ¿cuánto de esto conoce la comunidad? ¿Cuánto conocen los niños y
jóvenes? ¿Cuánto de esta producción se incluye, por ejemplo, en los planes
lectores? ¿Cuál es el rol de la educación?
La ubicación geográfica
de la provincia es estratégica, pero en una situación bisagra: por un lado mira
a la costa, a la urbe, a la modernidad, que trae muchos signos no siempre
positivos sino más bien sombríos y preocupantes; por otro lado, se comunica e
interrelaciona con la plenitud del Ande, que aún conserva la tradición, el
folclore, las costumbres nativas, el fervor religioso. Entonces ¿qué va a
ocurrir después, quizá dentro de poco, si las instancias de gobierno siguen
pensando que su rol principal es construir obras materiales, mientras que optar
por la educación y la cultura no arroja dividendos políticos o partidarios?
¿Qué rol le corresponde a la educación más allá de sus funciones
administrativas o lectivas? La regidora Julia Soto Deza, sin ser maestra de
formación, estaba impulsando y promoviendo el formidable proyecto “Promo
Libro”; pero, ¿qué más hay?
En este panorama es
alentador que la Municipalidad esté conducida e integrada por varios maestros,
quienes conocen directamente la realidad de la provincia; por lo tanto, están
en condiciones de liderar el cambio y desarrollo de nuestro ámbito territorial,
como lo evidencian diversos signos, que indiscutiblemente están otorgando una
nueva imagen física, social y cultural. Por lo menos, es nuestro testimonio e
impresión personal. Ojalá continúan por esa senda.
En el reconocimiento de
este contexto, es reconfortante asistir y participar en estos gestos que se
dotan de altísima espiritualidad y valor educativo, cultural y cívico. Por eso,
ojalá mis días sean dignos de llevar la distinción de HIJO PREDILECTO DE LA
PROVINCIA DE OTUSCO, generosidad que me
motiva a reiterar mi gratitud y reconocimiento
al alcalde Helí Verde Rodríguez y a los señores regidores. El acuerdo unánime
de la corporación municipal tiene también un primordial contenido ético y
magisterial.
Otusco, 25 de abril del 2014.
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